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Es cada vez más frecuente que en el proceso de arrendamiento de un inmueble, bien sea una vivienda un local, los propietarios propongan un modelo de contrato genérico, de los descargados de internet o simplemente el que utilizan “de toda la vida”.

Vemos a menudo contratos exquisitamente redactados desde el punto de vista jurídico pero, que no reflejan exactamente la voluntad y la intención de las partes.

Cada contrato es como un “traje a medida” y regula la voluntad  tanto de inquilinos como propietarios en una operación específica, donde los intereses de una y de otra parte deben quedar claramente definidos con el fin de evitar discrepancias, en la medida de lo posible, el día de mañana.

La sociedad y el mercado están en constante evolución y  no es raro encontrarnos con contratos con cláusulas obsoletas, abusivas y por lo tanto nulas de pleno derecho, en definitiva contratos que el día de mañana, en lugar de solventar y aclarar cualquier duda o discrepancia respecto a la relación contractual entre las partes podría generar más problemas y complicaciones.

No deja de sorprendernos el hecho de que cualquiera de nosotros ante un problema serio de salud solemos acudir a un especialista, ante un problema importante con nuestro vehículo solemos acudir a nuestro mecánico, en definitiva, solemos acudir a expertos en la materia que nos asesoren y nos aconsejen, ante el hecho económico de mayor transcendencia de nuestras vidas como es la compra de nuestra vivienda o el arrendamiento de la misma somos capaces de firmar un documento que nos obliga durante años sin contar con la opinión de un experto en la materia.

Los contratos se deben adaptar y adecuar a los deseos y necesidades de las partes, deben contemplar diversos supuestos a los que una y otra parte se pueden enfrentar el día de mañana anticipándose a esos hechos por lo que deben ir evolucionando para adaptarse a los nuevos tiempos, nuevas necesidades, nuevas circunstancias y a una realidad social diferente de la de hace unos años.

Desde nuestro punto de vista, los contratos no solo deben ser redactados sino que además deben ser revisados y actualizados por un profesional, alguien no solo con la formación adecuada sino que además cuente  con la experiencia suficiente como para explicarnos claramente la trascendencia del documento que estamos firmando.

Es solo una opinión…