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Ante la actual coyuntura, muchos somos los que nos preguntamos que nos depara el futuro como actores en el sector inmobiliario.

La verdad es que, aunque la incertidumbre que vivimos al inicio de la pandemia presagiaba un futuro oscuro, el año 2020 lo hemos superado de una forma sorprendentemente positiva frente a las expectativas iniciales.

Es cierto que algunos subsectores se han visto más afectados que otros, pero, en términos generales, podemos afirmar que el mercado inmobiliario, se encuentra fuerte, que los precios se mantienen, que los proyectos se afianzan y que no se espera una contracción de la demanda.

A día de hoy, ante la tan esperada vacuna y los fondos europeos, podemos afirmar que, finalmente, podemos vislumbrar algo de luz al final de este túnel.

Aunque podamos encarar el futuro cercano con una cierta dosis de confianza y optimismo, también debemos estar atentos y encararlo de una manera prudente.

Es muy probable que la situación mejore y que el sector se reactive, principalmente a finales de año, pero, el hecho de que este nuevo escenario se prevea más favorable, per se, no es suficiente para garantizarnos el éxito ante los nuevos retos y desafíos a los que nos vamos a tener que enfrentar.

Cómo dijo alguien; “No hay secreto para el éxito; éste se logra preparándose, trabajando duro y aprendiendo de los errores”.

Debemos incrementar el grado de profesionalización del sector y de sus integrantes, debemos ser “sujetos activos” y motores de este cambio.

La profesionalización de las empresas y de su cultura empresarial deben ser el punto de apoyo sobre el que nos catapultemos hacia el futuro.

Trabajar con nuestros equipos para implementar la cultura del cambio y de la mejora continua, son nuestras mejores bazas para enfrentarnos a los nuevos tiempos que os van a tocar vivir.

“Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida; No es el fin del mundo, es el inicio de uno nuevo”.